HUELVA, 5 DE SEPTIEMBRE 2024.
La cancioncilla infantil, con letra ad hoc de Gloria Fuertes, es de un contenido tan sonoro como las promesas del poetastro Sánchez: “Lai-laralai-laralai-la”. Qué arte. El estribillo es genial para niños de guardería y para adultos ávidos de cuentecitos con duendes. A estas alturas del campeonato por la copa del “meao”, todavía hay gente que prefiere bebérsela. Como el bético fanático que ama a su club “manque” pierda. Un poquito de reflexión. Una pizca de sentido común.
Una promesa es un juramento, un compromiso, una obligación. La sinonimia del término es, en boca de Sánchez, el anuncio de esperar, sin fundamento, la halagüeña esperanza de conseguir algo. Para que Borrell, ministro “vayviene”, regurgite que el cupo fiscal de Cataluña es un concierto económico en toda regla, ya revela ganas de vomitar. Con razón. Es que da asco soportar el encumbramiento de la mentira cuando tal desvalor comporta delito de estafa.
NOTA. Respeto a las singularidades de cada Autonomía, nos tararea el tarambana de Moncloa. “Lai-laralai-laralai-la”. Cataluña se va arriba. Es su fuerza. Andalucía y las demás Autonomías, cuesta abajo sin freno. He ahí su debilidad. Inaceptable. La política se escribe y se ejerce en el reino de la igualdad y de la libertad. El meao es un retrato parcial. La incontinencia urinaria, una enfermedad. Sánchez no es una promesa. Es un campeón entre los indigentes…
…Y COROLARIO. Asegurar bajo promesa lo que se sabe que no es verdad, es jurar en falso. La falsedad es hija de la traición. Sánchez actúa como un caballo con resabios. Cocea, aunque no sea hostigado.
RECORDATORIO. Sánchez no es un gazapo, un conejo nuevo. Él no se oculta tras la mata. Forma parte del matojo. Así, se encorva, se inclina, se dobla. Se somete para someter. Globero bocón.
Comments