HUELVA, 5 DE SEPTIEMBRE 2024.
Ayer, miércoles, antes de ir a la playa, me fui a despedir de mis amigos de la “tertulia del aguardiente”.
La llamo así porque en ella es la bebida que predomina, junto a los cafés que aparecen en las mesas al aire libre, del “RafaMar Puerto”, en la Plaza Al Bakri (calle Ancha de Punta Umbria).
No soy un asiduo tertuliano, ni me sienta bien la bebida, pero me encanta hacer una parada en mi caminar y compartir un rato antes de recibir la llamada de Carmen: ¡Te estamos esperando…!.
Antes de irme, me suelo tomar un agua manchada con unas gotas de aguardiente y mucho hielo, que me sabe a gloria. Por algo, el rico licor blanquecino se llama “Martes Santo”.
La tertulia está formada por doce miembros, social e ideológicamente plurales, que dialoganos de “lo divino y de lo humano”, con respeto y tolerancia a las opiniones diferentes.
No obstante, en el grupo existe la figura del “líder invisible”: la persona capaz de moderar, con temple, las controversias y recuperar la armonía si se llega a perder.
Algo que, cuando ocurre, se entiende fácilmente, porque no hay dos personas que miren al mundo desde el mismo punto de vista.
Cada una de ella percibe la realidad de una manera particular. Y lo más complicado: es que cada persona piensa que él lleva razón.
ESPERO QUE MI TERTULIA DEL AGUARDIENTE PREVALEZCA A INTERNET
Ayer, nos reunimos la mitad de los tertulianos y, por tanto, no era cuestión de debatir nada, sino solo para quedar en volver a vernos en Huelva.
Pero si quisimos aprovechar el momento para brindar al cielo, con aguardiente (imagen ilustrativa), por el compañero, Román Chaves.
El cual, en el mes de Agosto, cumplió el primer aniversario de su marcha a las marismas eterna.
Entre abrazos y tristeza, me despedí de mis amigos hasta el próximo verano, consciente del valor social y psicológico de la tertulia.
Y la preocupación de que algo con tanta historia tuviera los días contados.
Su origen es del tiempo de Felipe IV (1621-1665) y a finales del siglo XIX y principio del XX, proliferaban los café-tertulia literarias, dialógicas y políticas, en las principales ciudades españolas.
La realidad es que en el siglo XXI, están en decadencia, como si el diálogo tertuliano fuera una especie a extinguir, como la del lince…
Esperemos que, al menos, mi tertulia del “aguardiente” prevalezca por encima del Internet y las redes sociales.
Las nuevas tecnologías tienen muchas cosas buenas: mejor comunicación, acceso a la información, al conocimiento global.
Pero, a la vez, están cambiando el modo de vivir y comportarse de millones de hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Las redes sociales (Facebook, Instagram, YouTube, TikTok…), cada día más, provocan el aislamiento social y la ausencia del dialogo cara a cara, que se disfruta en las tertulias al aire libre.
¡BUENOS DÍAS!
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