HUELVA, 18 DE AGOSTO 2024.
El panorama en la ciudad de Huelva poco más de un año desde las últimas Elecciones Municipales no deja de ser contradictorio, cuando no paradójico. Las soflamas vertidas durante la campaña electoral por algunos se revelan como mentiras descaradas para muchos. Ahí tenemos a Pilar Miranda y al Partido Popular, que repitieron vez tras vez que uno de los puntos fuertes de su futura gestión en el Ayuntamiento iba a ser la bajada de impuesto municipales. Sólo para vernos ahora con una subida del 15% del IBI, así como del Agua.
Al igual que Mariano Rajoy, que hizo bandera de lo mismo, ahora se hace justamente lo contrario de lo prometido en campaña. Un ejemplo más para todos los onubenses de que, si quieres que algo cambie, votar a los mismos nunca es la opción. Porque tanto el PP como el PSOE son partidos del sistema y, salvo alguna diferencia cosmética, van a hacer siempre lo mismo. Aunque luego escenifiquen en los parlamentos y las ruedas de prensa las invectivas más viscerales.
Se escudan desde el consistorio en que Gabriel Cruz y los suyos habían dejado una deuda enorme, que ha sido descubierta al tomar el Poder. Si esto lo dijese un partido que acaba de obtener representación por primera vez, colaría. Pero no. Como no coló con Rajoy hace unos años. La gente no es tonta y sabe que es inconcebible que los concejales populares no supieran lo que había. Estas cosas siempre se saben en los corrillos. Lo que quiere decir que mintieron deliberadamente para ganar las elecciones. Como ya hicieron antes.
Su nula intención de que nada cambie se revela en otro aspecto que ya denunciamos durante la campaña y que no parece que vaya camino de resolverse: el tema del aparcamiento. Un drama para cualquiera que tenga coche, especialmente si es de gasolina. En aplicación de ‘La Agenda’ de la Unión Europea, se destinan fondos para una peatonalización arbitraria y desbocada, que condena a los vecinos al caos circulatorio y a las dificultades para la utilización de su vehículo. No es sólo que no vayan a interrumpirse las peatonalizaciones -que, sin ser malas todas ellas- ya habían sido iniciadas durante la etapa socialista, sino que se van a iniciar otras.
El objetivo, ya sea de la mano de gobiernos populares o socialistas, es el mismo: la guerra al coche. Poner todas las dificultades habidas y por haber para la utilización de tu vehículo propio, de manera que, como individuo, tengas que depender más del transporte público, se contamine menos y estés más sometido al Estado. Al final, si uno se quita la venda de los ojos y analiza las cosas con objetividad, se dará cuenta de que todas las regulaciones y medidas que se están operando redundan en su mayoría en un menoscabo de la libertad y de la calidad de vida de los vecinos.
Por fanatismo medioambiental (que esconde intereses empresariales y políticos) te fuerzan a adoptar un estilo de vida y una forma de ver las cosas. Te dan muy poco a cambio de lo que te quitan. Aunque la maquinaria de propaganda te ofrezca un pequeño caramelo para endulzar lo que a la larga hará que vivas peor. Pero dentro de tres años volverán a ganar los mismos.
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