Nada en este mundo es permanente: casa, coche, empleo, dinero, la juventud, la salud, e incluso los seres queridos...Todo lo tenemos en calidad de préstamo.
HUELVA, 13 DE ENER0 2025.
En una semana se me han muerto tres amigos/a, uno de ellos joven (65 años) en un dramático atropello en Punta Umbria. Desde entonces, pienso si estamos, o no, preparados para comprender la naturaleza temporal de la vida.
Nada en este mundo es permanente: casa, coche, empleo, dinero, la juventud, la salud, e incluso los seres queridos...Todo lo tenemos en calidad de préstamo.
Es lógico que la aceptación de esta verdad incuestionable nos entristece, como seres humanos, pero también nos debería llevar a valorar mejor las cosas que vivimos en nuestro día a día.
A veces, eso es lo que nos enseña la muerte, a vivir. Aún mas, cuando llama a personas jovenes y por sorpresa. Al comenzar el año nuevo, quizás sea un buen momento para reflexionar sobre la cuestión de la naturaleza temporal de la vida.
Y en lugar de resistirnos a la evidencia, y mirar para otro lado, lo aceptemos con humildad e inteligencia. ¿Esto cómo se hace?.
VIVIR CADA MOMENTO CON INTENSIDAD
En primer lugar: teniendo una actitud de desapego, lo cual no significa vivir sin amor y sin alegrías, sino aprender a disfrutar de todo sin aferrarnos demasiado a nada.
Segundo: enfocarnos en lo que realmente permanece. Y me puedes preguntar: “Si todo lo material es pasajero, ¿qué realmente importante?.
Las cosas que dejan huellas más allá del tiempo son aquellas que tienen un valor espiritual o ético, como el aprecio, el afecto, la generosidad, la escucha y el amor a los demás.
Las relaciones humanas que construimos o las nuevas realidades que hacemos posibles, en la familia, el trabajo o la amistad…
Tercero: en lugar de lamentarnos por lo que inevitablemente hemos perdido o perderemos, podemos agradecer y disfrutar de lo que tenemos ahora.
Conclusión: Perder es parte de la vida, pero también lo es amar, crecer y trascender.
Cuando aceptamos la fugacidad de todo, dejamos de vivir con miedo, empezamos a vivir con mayor plenitud y ponemos nuestro corazón en los sitios que nunca se perderá.
En suma, vivir cada momento con intensidad, estés donde estés y con quien estés. Poniendo vida a la vida.
“BUENOS DÍAS”
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