HUELVA, 12 DE NOVIEMBRE 2024.
Adolfo Suárez fue, antes que político y presidente del Gobierno, un demócrata responsable en tiempos de dictadura golpeada por cavernarios. A la vista de cómo el delegado del gobierno de Sánchez ha actuado en la maldita DANA, el quehacer de Adolfo como gobernador de Segovia puso los vellos de punta en el desastre de los Ángeles de San Rafael. Capacidad de reacción la suya que brotaba de un afán de servicio. Dolor por las víctimas. Calor para la historia.
Los escrúpulos han de entenderse como rigor en el cumplimiento de un deber del responsable, político o no, de un entorno y de un escenario histórico. La tragedia de la urbanización de Segovia pudo ser su túmulo y se convirtió en su lanzadera. Católico de misa diaria, no sepultaba al hombre de acción y de empatía inherente a su personalidad. El falangismo pidió su cabeza, por responsabilidad concurrente, al ser gobernador civil de Segovia. No pudo ser.
NOTA. Si Mazón hubiera tenido memoria histórica, dos bemoles y un par de botas de agua, se hubiera lanzado con su gobierno autonómico en pleno a retirar barro de las calles valencianas, codo con codo con sus convecinos sobrevivientes. No lo hizo. Toda hecatombe natural radica en una negligencia política. De la DANA al seísmo. Las alarmas salvan vidas que la clase política no prevé. Del dictador Franco al déspota Sánchez, un milímetro de canallada…
…Y COROLARIO. Los tecnócratas del franquismo son hoy los azules enrojecidos del sanchismo. Suárez dio la cara para que se la partieran. Sánchez huyó y ordenó descalabrar a quienes, indignados, pedían justicia.
RECORDATORIO. Me cisco en los/as vainas que anteponen la ideología del poder por encima de la dignidad. Esta cualidad es imposible en la cúpula del PSOE. Confío en que el PP responda a su valor.
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