NO ES MI PRESIDENTE
Millones de estadounidenses han confiado en Trump. Los argentinos entregaron el poder a Milei. Los húngaros, a Orban. Muchos españoles, a...
Millones de estadounidenses han confiado en Trump. Los argentinos entregaron el poder a Milei. Los húngaros, a Orban. Muchos españoles, a Abascal. La razón democrática huye de la sinrazón visceral del dictador en potencia.
HUELVA, 7 DE ABRIL 2025.
La actualidad conduce la expresión a Trump. El hombre fuerte siempre fue causa de odios. Desde el severo padre de familia al gorrilla controlador de una calle sevillana. Un presidente de comunidad repugna a los convecinos. Un presidente de corporación local encara el arcabuz a la Oposición. La sartén por el mango es para mostrar las habilidades del chef, que no para blandirla sobre la testa del comensal. Los demócratas sabemos que la violencia no es camino. Lo es el voto.
Millones de estadounidenses han confiado en Trump. Los argentinos entregaron el poder a Milei. Los húngaros, a Orban. Muchos españoles, a Abascal. La razón democrática huye de la sinrazón visceral del dictador en potencia. Sánchez no es mi presidente, pero me lo como con patatas. Hago valer mi libertad de expresión y mi derecho a la defensa frente a quienes atentan contra mi vida y la de los míos. Hasta ahí puedo llegar. Eso sí, sueño con la cita electoral.
NOTA. Si quieren revivir dictaduras, vuelvan la vista atrás o miren hacia confines de la ultraizquierda hispanoamericana. Quienes hicimos la “mili”, conocemos la potencia un “ar”, la mala uva de un chusquero y la vulnerabilidad del soldadito arrancado de su casa y de su trabajo. No eran mis mandos, pero la sociedad nos impelía a aguantarlos. A poco que salieras un poco del tiesto, te arreaban un guantazo o, de persistir, medías la dimensión del calabozo o la pena de castillo…
…Y COROLARIO. Que Trump es un “jopú”, sí, tanto como lo fuera Obama. Mucho menos que el corrupto Sánchez o el matador Putin o el silente Xi. Éstos violentan y matan. El de Nueva York no ha llegado a ese extremo.
RECORDATORIO. Las dictaduras cubana, nicaragüense, venezolana, rusa, china o norcoreana no hacen prisioneros a los disidentes. Se los cargan directamente.
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