Que Pedro Sánchez y el PSOE se identifiquen con esto demuestra la importancia que para ellos tiene el Estado de Derecho. Ninguna.
HUELVA, 13 DE ENERO 2025.
A estas alturas a nadie debería extrañarse que la Guerra Civil y el Franquismo constituyen los lugares comunes del Gobierno a los que recurrir cuando el presente se complica. El Fiscal General del Estado y la mujer del Presidente del Gobierno imputados. Hasta el más torpe aventura ya que, cuando las investigaciones judiciales pasen a Juicio Oral, muy posiblemente se les condene a los dos, ya sea por todos los delitos que se les imputan o por alguno de ellos. El Fiscal General cambió de teléfono móvil al poco de iniciarse la investigación (misteriosa coincidencia), y Begoña Gómez gestionó la cátedra de un Máster sin tener titulación universitaria y se prevalió de su condición de mujer del Presidente para facilitar contratos públicos para sus amiguitos. Por si fuera poco, este 2025 se vienen impuestos y más impuestos.
Pero lo importante es Franco, que lleva muerto medio siglo. Bajo la excusa de pretender una reparación para las víctimas de la dictadura -lo que nadie sensato discute- lo que se busca es desviar la atención y cerrar filas en el plano ideológico. El discurso, tan carente de rigor histórico como falsario, afirma que durante la guerra hubo buenos y malos. Que unos defendían la democracia y otros la dictadura. Y así. El que sea un poco perspicaz o, simplemente, haya leído algún libro de Historia alguna vez en su vida, sabría que la identificación que el PSOE y sus socios hacen con el Frente Popular es criminal. Como igual de criminal sería identificarse con Franco.
Aunque sólo fuera por el hecho de que el PSOE planificó y ejecutó un levantamiento armando contra el Gobierno de la República presidido por el centro-derecha en octubre de 1934, al no aceptar la victoria electoral de estos partidos en las elecciones de noviembre de 1933. Las primeras verdaderamente democráticas en España, al ser las primeras en la que pudo votar la mujer. Los socialistas, lo mismo que Manuel Azaña, ya habían intentado invalidar los resultados electorales forzando al entonces jefe de gobierno Diego Martínez Barrio a anular los comicios. Como no lo lograron, se sublevaron en todo el país, fracasando en el intento salvo en Asturias, donde se desató una auténtica guerra civil en las que las matanzas indiscriminadas por los revolucionarios fueron la norma, y que hubo que sofocar militarmente.
No quedó la cosa ahí, pues las últimas investigaciones históricas acreditan inequívocamente el fraude electoral producido durante las elecciones de febrero de 1936, en las que el 10% de los sufragios fueron manipulados, obteniendo el Frente Popular dirigido por Azaña el poder y coaccionando al electorado en la segunda vuelta de las elecciones en Cuenca y Granada para que votasen a sus candidatos. La manipulación en la Comisión de Validación de Actas, presidida por el socialista Indalecio Prieto, fue total. Por su parte, Largo Caballero, el ‘Lenin Español’, ya había anunciado que, si ganaban las derechas, los socialistas irían a la guerra civil declarada y que su objetivo era la instauración de la Dictadura del Proletariado.
Dicho y hecho. Una vez en el poder, el gobierno del Frente Popular otorgó un estatus de semilegalidad a las milicias de los partidos que lo componían, reformó la Justicia para eliminar la independencia de los jueces y procedió a acosar y a ilegalizar a los partidos de la oposición. Cuando tuvo lugar la sublevación cívico-militar, el apoyo que esta recibió en muchos puntos de España fue notable. Mientras en una parte de España estalló el ‘terror blanco’, en la otra se extendió el ‘terror rojo’. Que no fue, como muchos afirman, producto de la acción de incontrolados, sino que los responsables fueron tanto el gobierno del Frente Popular como los partidos que lo integraban y apoyaban. De hecho, la República dejó de existir para convertirse en una dictadura del Frente Popular, cuyo gobierno estuvo presidido durante la guerra por dos socialistas, el mencionado ‘Lenin español’ y Juan Negrín.
Y no es sólo que durante sus mandatos tuvieran lugar las mayores masacres acontecidas durante la guerra, las conocidas como ‘Matanzas de Paracuellos’, sino que se creó el Servicio de Investigación Militar (SIM), dirigido por socialistas y con gran implantación de comunistas, la que fuera la policía política del régimen del Frente Popular, como el NKVD soviético y la GESTAPO alemana. Su comentado: eliminar cualquier conato de disidencia antigubernamental y destruir a los enemigos políticos.
Que Pedro Sánchez y el PSOE se identifiquen con esto demuestra la importancia que para ellos tiene el Estado de Derecho. Ninguna. Pues si bien es claro que identificarse con el Franquismo deslegitima cualquier planteamiento democrático, no lo es menos que hacer lo mismo con el Frente Popular es de un cinismo apabullante. Presenta al desnudo cuáles son los planteamientos últimos del Gobierno actual de España, que en su afán por esconder sus vergüenzas confiesa de tapadillo lo que realmente piensa.X
Comments