En realidad, lo que viene a evidenciar toda esta absurda polémica es cómo los socialistas y los comunistas se han aprovechado de los ‘trans’, que viven realidades en muchos casos traumáticas y difíciles, para sacar rédito electoral.
HUELVA, 18 DE FEBRERO 2025.

‘Emilia Pérez’ es una mala película. Un artificio ideado por un director woke para buscar nominaciones a los Óscars no por la calidad de su cine, sino por ideología política. Pues es obvio que, de no ser porque toca el asunto ‘trans’, jamás hubiera obtenido tantas nominaciones como ‘Titanic’. Una locura. Y dejando aparte que las élites de la Academia se han contaminado hasta tal punto que ya no valoran el mérito real a la hora de hacer cine, lo cierto es que considerar a una obra mediocre, cuanto menos, como auténtico exponente del séptimo arte, es desde luego grotesco.
Dicho esto, por si la cosa no pudiera resultar ya más bizarra, se ha desatado toda una caza de brujas estalinista contra Karla Sofía Gascón por sus opiniones vertidas en redes sociales. Lo cual debiera ser insólito, pero se ha normalizado hasta tal punto de que pareciera increíble que nadie hubiera puesto el grito en el cielo por el hecho natural de que la actriz se expresara libremente. Es dudoso, visto lo visto, que la película consiga todas las nominaciones. Pero si no las consigue, que sea por su pésima calidad como pieza cinematográfica, y no por las opiniones de los actores. Juzgar una obra por el pensamiento y no por la calidad es lo que se hacía en la Alemania nazi y en la Unión Soviética.
En realidad, lo que viene a evidenciar toda esta absurda polémica es cómo los socialistas y los comunistas se han aprovechado de los ‘trans’, que viven realidades en muchos casos traumáticas y difíciles, para sacar rédito electoral. Al igual que con las mujeres o los homosexuales, han convertido la identidad sexual en una ideología. Como si por el hecho de ser mujer, homosexual o transexual, tuvieras que ser woke. Y, si no, es que no eres una mujer de verdad, no eres un homosexual auténtico, no eres un transexual sincero. Es duro, pero alguien tenía que decirlo. Pensar que una categoría conlleva un pensamiento es lo más dictatorial que existe, pues no se contempla la libertad del individuo, sino una suerte de ‘racismo social’ que divide a la gente en grupos y les asigna un rol y una ideología oficial.
Karla Sofía Gascón ha expresado opiniones que no se corresponden con la ideología oficial de la izquierda woke, razón por la que todos estos terroristas ideológicos se han lanzado como hienas a arruinarle la vida y la carrera profesional. Ya no es una ‘trans’ de verdad, sino una ‘fascista’ que no puede representar al colectivo. Sólo las personas sensatas que queden en esta sociedad podrán darse cuenta de lo asquerosamente retorcido que es este razonamiento, y de la intolerancia feroz que exhibe. La verdad es simple: a los wokistas le dan igual los transexuales. Sólo los utilizan para sus propios fines políticos y, cuando ya nos les sirven por una razón u otra, los tiran a la basura. Si fueran sinceros en su apoyo a estos colectivos lo harían sin reservas, independientemente de la opinión y de la ideología de cada individuo.
Los transexuales, lo mismo que los homosexuales y las mujeres, deben saber que la izquierda woke es su peor enemiga. Una ideología totalitaria que buscará su ruina nada más saquen los pies del tiesto.
Define "woke", Pablo.