Putin es el nuevo Hitler, y nuestros líderes europeos cometen el error de sus antecesores.
HUELVA, 18 DE FEBRERO 2025.

Es hora de actualizar el viejo adagio “los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla” y transformarlo en: “los pueblos cuyos líderes carecen de valentía están condenados a repetir sus errores”. La situación actual en torno a la guerra en Ucrania evidencia que, cuando los gobernantes actúan con cobardía, se abren las puertas a desastres recurrentes.
En estos días, Estados Unidos negocia con Putin —a quien muchos consideran uno de los criminales más notorios del panorama internacional— la rendición de Ucrania. Con ello, se sella, de manera indirecta, el destino de la Unión Europea al someterla a su dominio absoluto. Donald Trump, que ha contribuido a sufragar el gasto militar en defensa de la libertad global, se siente con la autoridad para ningunear a la UE, pese a que es ésta la entidad que hoy enfrenta la amenaza de la Rusia imperialista y criminal de Putin. Este escenario vuelve a poner en evidencia el fracaso del proyecto europeo: un gigante económico que se muestra, lamentablemente, como un insecto en términos militares.
No han pasado cien años desde que Hitler conquistó Europa occidental gracias a la complacencia de líderes que, en un intento por evitar el conflicto, no solo lo provocaron y exacerbaron, sino que demostraron estar totalmente desprevenidos para combatirlo. Putin es el nuevo Hitler, y nuestros líderes europeos cometen el error de sus antecesores.
La situación es crítica: o la UE arma su propio ejército y deja de depender militarmente de Estados Unidos para proteger sus fronteras, o en pocos años Putin dominará Europa, ya sea mediante invasiones a países distantes del centro político o a través de partidos financiados y controlados por el Kremlin. El futuro se reduce a una dicotomía clara: convertirnos en una potencia militar autónoma o permitir que Putin determine el rumbo de nuestras sociedades.
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