LA TINIEBLA
La tiniebla manda en el mundo del crimen. El hoy ministro Óscar López ordenó apagar luces de bohemia y cortar lenguas de lacayos...
El espectáculo protagonizado por el líder en la sombra de Podemos revela como nada la verdadera filosofía sobre la que va a relanzarse el proyecto liderado por Irene Montero.
HUELVA, 10 DE ABRIL 2025.
Posiblemente pocas personas habrá habido más dañinas para la política española que Pablo Iglesias. Con el perdón de Pedro Sánchez. Su pareja, Irene Montero (todo un ejemplo de mérito y capacidad), no se le queda muy atrás.
Emulando el incidente -denunciado, por cierto- en el que Antonio Maestre (abiertamente conocido por su mesura y rigor periodístico) arrancó y destrozó el micrófono del joven periodista Vito Quiles, ahora es Pablo Iglesias el que se suma a esta tendencia tan apetecible de agredir a los periodistas que les son incómodos a los políticos. Y no entro aquí en la forma de proceder de Quiles. La cosa está en la perversión cada vez mayor de los medios por parte de los políticos.
En épocas más sanas, independientemente de la orientación del medio, los sindicatos de periodistas se habrían merendado a Iglesias y a Maestre por actitudes abiertamente matoniles y totalitarias. Pero ahora no. Ahora callan, meten la cabeza debajo de la arena, cuando no aplauden de manera cómplice mientras sus cabeceras sobreviven gracias a la publicidad institucional.
La cosa ahora es que Podemos huele la sangre en el naufragio de Sumar, y se prepara para cobrarse una cumplida venganza, toda vez que Yolanda Díaz (puesta a dedo por Pablo Iglesias) vetó a su mujer, Irene Montero, repudiándola como un activo político radiactivo. Situando a la propia Montero como la próxima candidata de la formación morada a las Elecciones Generales. Una pretendida vuelta a los orígenes, pero no a los que muchos creen.
Las raíces sobre las que pretende volver este nuevo-viejo Podemos son aquellas que promovieron el entorno tóxico de presunto acoso sexual protagonizado por Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero. Actitudes que el mismo Pablo Iglesias ha exhibido más de una vez, como ese deseo oculto expresado en aquel nefasto chat, donde deslizó que azotaría a Mariló Montero hasta que sangrara.
Lo que no deben perder de vista los incautos que se arriesgan a dejarse atrapar por sus redes no es ya el ideario abiertamente totalitario y caudillista inserto en el ADN de Podemos, sino que Irene Montero es la responsable directa de que cientos de violadores salieran a las calles o vieran reducidas sus condenas. Quizás por eso Pablo Iglesias ande un poco cabreado con Vito Quiles, que la llamo ‘suelta-violadores’. Dejo al lector valorar lo acertado o no de tal adjetivo.
Nos encontramos ante la enésima batalla entre partidos comunistas españoles, prestos a devorarse entre sí con más fiereza que a sus rivales ideológicos, mientras Pedro Sánchez los utiliza a conveniencia para mantenerse en el poder, como a todos los demás. Toca reflexionar sobre si con el micrófono de Vito Quiles no se va también la última oportunidad que tiene Podemos de ser algo mínimamente relevante en el panorama político español. Que, si por algo le recordará, es por el daño irreparable que le ocasionó.
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