Óscar López viene a ser como el botones Sacarino. ¿Sacarino? Sí, de sacar. Sacar significa apartar a alguien del sitio que ocupa. Ese alguien se llama Ayuso.
HUELVA, 28 DE NOVIEMBRE 2024.
Es el turno del nuevo ministro de la nada y representante del cero. Bandarra veterano, se refocila como voyeur y correveidile. En el seno de Ferraz, el amigo Lobato le ha regalado un cañonazo de bienvenida. Y es que Ayuso rasura barbas de machos gallinillas con dos palabras: mafiosos y tiranos, que connotan un lenguaje realista de incuestionable propiedad. Isabel es la Pérez Galdós de la política. Se sabe perseguida, pero no huye, arremete contra el machito sin cola.
Óscar López viene a ser como el botones Sacarino. ¿Sacarino? Sí, de sacar. Sacar significa apartar a alguien del sitio que ocupa. Ese alguien se llama Ayuso. Por mucha tropa que los recaderos de Sánchez, armados hasta los dientes, han lanzado contra la presidenta de Madrid, ahí sigue, en pie, airosa, como la Puerta de Alcalá. ¿Y Lobato? Cornudo y apaleado. Por listo y por pelotillero. Pese a ellos, Madrid es el motor de la economía solidaria española.
NOTA. Resulta duro para la izquierda contemplar cómo una mujer lidera la barricada humana madrileña contra los podemitas, proetarras, golpistas y yolandistas en general que quieren matar las libertades democráticas. Delacroix debió pensar en una Ayuso francesa para pintar su obra maestra. Óscar susurra a Feijóo que su credibilidad depende de cargársela. Tonto y felón López. Mucha mujer para el eunuco político psoecialista de tan grácil y pervertido señoritingo…
…Y COROLARIO. El mismísimo Abascal ha aprendido la lección. Sobraba Monasterio. Derecha conservadora y derecha radical se necesitan para repeler los ataques de la ultraizquierda más extrema desde el Frente Popular.
RECORDATORIO. Óscar, sicario de “quitaipón”, asume el rol político del mamporrero. La suya es asumir que su permanencia es efímera pues le faltan bemoles para amedrentar al emblema español de la libertad hecha mujer.
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