LA TINIEBLA
La tiniebla manda en el mundo del crimen. El hoy ministro Óscar López ordenó apagar luces de bohemia y cortar lenguas de lacayos...
Las causas del desánimo pueden residir en las crisis globales y percepción de incertidumbres: guerras (Ucrania, Gaza), terrorismo, migraciones forzadas y crisis económicas generalizadas.
HUELVA, 18 DE FEBRERO 2025.
Viendo lo que sucede en el mundo y escuchando a los principales líderes mundiales, no me extraña que la gente ande preocupada por el futuro y reine el desánimo en gran parte de la sociedad.
Las causas del desánimo pueden residir en las crisis globales y percepción de incertidumbres: guerras (Ucrania, Gaza), terrorismo, migraciones forzadas y crisis económicas generalizadas (impuestos, inflación, aranceles…) las cuales generan una sensación colectiva de vulnerabilidad.
Otro motivo es la aceleración de fenómenos climáticos extremos, como terremotos, fuegos, sequías e inundaciones (Valencia, Los Angeles en EE UU, el reciente tornado en Ayamonte…) normalizan la idea de un grave problema ambiental e impacta en la esperanza de futuro.
Otra causa del desanimo se haya en el desgaste emocional por fracasos repetidos. Es decir, la falta de resultados positivos, en proyectos personales, que mina la confianza en el progreso.
Sin olvidar el aislamiento y perdida de conexión humana que están produciendo las nuevas tecnologías (móvil, ordenadores…).
Es indiscutible su utilidad pero, a la vez, crean relaciones superficiales y una alarmante sensación de aislamiento y soledad.
Una realidad emocional definida con una acertada metáfora: “Vivimos como humanos deshabitados, desconectados de la naturaleza y de la creatividad”.
IDEAS QUE INSPIRAN ESPERANZA
Estas son algunas causas del desánimo en la sociedad. Ahora te propongo ideas que pueden inspirar esperanza. El Papa, Francisco, habla de la esperanza activa: más que un sentimiento, una acción. Una “semilla” que se cultiva con acciones concretas. Por ejemplo, se puede superar el desanimo con redes de apoyos en grupos comunitarios. O sea, compartir sentimientos con seres queridos y amigos. Porque, buscar apoyos no es debilidad sino un acto de valentía.
Otra idea para la esperanza es dividir las metas en pequeños pasos, y verás que el reconocer cada avance (por mínimo que sea) reconstruye tu confianza.
Conclusión: El desánimo no es el final, sino una invitación a reinventarse. Como muestran las historias de tantos millones de refugiados (guerras) emprendedores y líderes sociales, en los que la resiliencia humana brilla en los momentos más oscuros.
La clave está en transformar la esperanza en movimiento: actuar, conectar y creer.
“La esperanza no defrauda, cuando se comparte” (Jubileo 2025).
La luz existe porque la oscuridad la necesita.
¡BUENOS DÍAS!
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