HUELVA, 26 DE ABRIL 2024.
El juez que ha abierto diligencias contra Begoña Gómez vaya preparando el cuerpo. Sobre su figura profesional, personal y familiar se cierne una cacería que no hará prisioneros. Por donde pisa la caballería psoecialista, la muerte arrasa. El negocio del Atila de Moncloa conjuga el amedrentamiento con el llanto impostado. Más que azotes de dios, son nuncios del mismo demonio. La rapiña, la violencia y la crueldad se visten con la seda virgen arrancada a los gusanos.
El imperio mediático contratado por el dimisionario en diferido, que pagamos los españoles, ha sacado los tanques a la calle. De Peinado y su familia van a quedar las ruinas de Gaza. La SER, El País y libelos periodísticos de la banda izquierda temen el cierre de su bolsa. Hasta ahí. Qué será de estos facinerosos sin perrito que caliente sus húmedos colchones. Lo primero es inhabilitar al magistrado. A ese fin, cuantas sacudidas sísmicas de lava candente se precise.
NOTA. El terremoto de la dimisión ha hallado en Begoña el pretexto. La carta no fue espontánea. Tampoco la redactó Sánchez. No sabe. Todo es un complot orquestado por su equipo. Formidable cortina de humo la del esposo enamorado. Pegasus es el caballo que acollona al presidente. Si este lunes se va, no será por la corrupción de Begoña. Apunten a Oriente Medio. Miren por el visor de la política antisionista de Sánchez. Cotejen el silencio inteligente de Arabia Saudí…
…Y COROLARIO. El éxito literario de un buen novelista radica tanto en el mensaje del libro como en cuán precisa es la etopeya de sus personajes. El endurecido rostro de Sánchez en el Congreso era puro teatro para bobos.
RECORDATORIO. Israel espera acontecimientos. El fantasma de la guerra mundial toma cuerpo. Si Sánchez se larga, no será, insisto, por su amor a Begoña. Un narciso sólo se quiere a sí mismo.
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